Nuestra tarea


Nuestra tarea


Aquietando mis olas, sobre la faz de la tierra irrumpiendo aquí y allí; sin saber a ciencia cierta si lograré ver la nueva aurora.
Para mi pienso siempre que sirven las cosas que apuntas como buenas y aunque después se disuelvan en las noches, nadie pretende desclavar el cerrojo que cierres las puertas del conocimiento.
Porque sirve sentir sin tener oídos claros, sobre cómo y dónde recitan las voces mi nombre entre estrellas fugaces te recorro cada noche y te veo venir en mis  sueños marchitos, pero siempre pertinaces, que se resisten a caer en el olvido y en las sombras.
Puede ser que renazca la gloria un día cualquiera, sin que tú lo provoques, sin que tú la veas venir; solo,  sin nombres ni bellas partituras ni ases de luces ni estridencias.
Breve es al alba y siempre se descubre un nuevo amanecer  que deslumbra y sorprende; bellos colores que bañan mi cuerpo y siento  que vivo por ser quien sigo siendo; no porque silben canciones que me nombren.
Simplemente  porque el astro que todo lo nombra sirve de ley inexorable a todo y todos.
No resoplo de la vida que me diste; si reniego del placer que algunos encuentran en el daño oculto y cobarde, de no saber vivir sin  arrebatar o romper encantos que siempre han existido para nuestro disfrute libre del  maravilloso mundo que habitamos.
La tarea, nuestra tarea debe ser siempre que encaje en el placer de ayuda y elevar bien alto las voces que han intentado callar desde el comienzo.
La prueba de que así debe ser es que aún hoy seguimos aquí sin claudicar, a pesar de ellos.
Al final de todo verás que ha merecido la pena existir.
18 Enero 2016                                           JP.


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