Puedo despedirme
Puedo despedirme Puedo despedir el sol en el ocaso, puedo despedir mis hijos de mis pasos, puedo despedir mi juventud sentado desde una banca. Lo más difícil de todo es despedirse de las invisibles cadenas que nos atan a todas las cosas que amamos; sostener el cielo con las manos no es posible de la misma manera que sostener las amistades o sostener las sonrisas de tu simiente. No nos es posible capturar un momento de la vida porque todo gira pasa y nunca se detiene, las viejas fotos plenas de nostalgias, la música que nos emocionó, las mascotas de mi niñez que aunque tuve muchas todas me dejaron su recuerdo individual, los aromas de un cuaderno nuevo un lápiz o el perfume de tu primer amor de juventud; la memoria del recuerdo de un instante un momento en la carrera del desierto que cada uno va llenando en su camino con hierbas flores o espinas un poco de esto y otro poco de aquello. Puedo despedirme de casi todo y aprender a soltarlo para siempre, la bicicleta que tanto querías y ya