Nuestro niño aún no ha muerto Regresar al pasado solo para disfrutar de tu propia risa, cuando todo era puro. Lo era puro el aire, los abrazos, los amigos entrañables, las comidas en casa; las salidas de aventura a lugares escondidos y disfrutar de la sensación de plenitud con la naturaleza; escapando de las siestas por una pequeña ventana hacia la libertad para ir a los juegos con mis amigos, aún a riesgo de que al volver a casa, mi madre me grabara la marca de zapatilla en mi espalda.