Cuando la luz borre las sombras En las sombras quemaron nuestras casas, bajo su oscuro manto nos negaron el festejo, nos pusieron anuncios de quebranto y nos hicieron rendirnos de rodillas; los que piensan que mañana será nuevo no conviene que nadie los escuche, porque ellos son solo los paganos que se juntan a ordenar en las mentes la sapiencia. Se jugaron nuestras ropas a los dados y juntaron del granero las semillas, las escondieron del resto del ganado para ocupar un lugar en sus recintos. Despojados del sol que nos alumbra, de los grillos que se escuchan en los parques, de los abrazos que nos nutre como agua fresca y de los lirios cortados del jardín que en casa nos adornan. Ahora deambulamos cuál sonámbulos por la cinta que nos marcan con señales sobre piedras. Ya no podemos andar libres sin horarios ni destinos cubiertos y cervezas, en las risas que crecían en horarios fuera del tiempo del trabajo, de oficina, de las tiendas. Los azules vigilan asustados de que lleves cubierta