Nuestra tarea
Nuestra tarea A quietando mis olas, sobre la faz de la tierra irrumpiendo aquí y allí; sin saber a ciencia cierta si lograré ver la nueva aurora. Para mi pienso siempre que sirven las cosas que apuntas como buenas y aunque después se disuelvan en las noches, nadie pretende desclavar el cerrojo que cierres las puertas del conocimiento. Porque sirve sentir sin tener oídos claros, sobre cómo y dónde recitan las voces mi nombre entre estrellas fugaces te recorro cada noche y te veo venir en mis sueños marchitos, pero siempre pertinaces, que se resisten a caer en el olvido y en las sombras. Puede ser que renazca la gloria un día cualquiera, sin que tú lo provoques, sin que tú la veas venir; solo, sin nombres ni bellas partituras ni ases de luces ni estridencias. Breve es al alba y siempre se descubre un nuevo amanecer que deslumbra y sorprende; bellos colores que bañan mi cuerpo y siento que vivo por ser quien sigo siendo; no porque silben canciones que me nombren.