Para lo que fuimos creados

Para lo que fuimos creados

Solo, entre paredes blancas que recubren mi ser, perdido entre las notas de la música que suena a mi alrededor, sosteniendo las frases escondidas en mis huesos, por donde nacen las estrofas que describen lo que siento, no puedo decir tu nombre porque nadie te conoce, nadie te ha visto, nadie sabe dónde vives y Aunque lo sepan, nadie sabe cómo llegar hasta allí. Es más, ni siquiera recuerdan porque había que hacerlo.
Solo lo intento y no llego. Sutilmente entre líneas de tintas que se clavan en las hojas intentando confirmar de que sí existes, que sí vives y has visto, perdona mi ignorancia decía Borges, yo pido perdón por mi ignorancia y mi impotencia de no saber más, de no servir más , de no ser más útil a tu destino; algunos comparten lo que llevo diciendo desde hace años ,otros no comprenden y por más que lo intento ha sido inútil . Nadie sale a recibirme cuando llego con las notas que me distes y nadie comprende aunque lea muy despacio y explique sus significados simples aunque llore o implore no entienden; percibir a ángeles que denuncian injusticias, desesperanzas y dolores innecesarios, perdidos los hombres se obstinan en crecer solo hacia arriba, mientras no vemos lo que nos rodea, solo mirando las cimas que desean alcanzar a cualquier costo.
Y yo sigo llorando por dentro, sigo gritando hasta enmudecer, que nadie sube donde el hombre, que nadie llega a ninguna parte y que solo hay un camino a recorrer, solo la unión de seres infelices puede crearse la energía suficiente como para comenzar a oír la voz que sirve, la voz que salva y que cura de todos los males; nadie ha hecho la pregunta ¿dónde encuentro yo mis genes de nacido? Como alcanzo a ver la luz que todo cubre y que nadie puede ocultar, solo navego entre los hombres sin llevar anclas en mi barco, sin cañones ni armas de defensas; solo mi alma que se entristece y solo tu suspiro me da aire, solo tú y más ninguno me da vida; por ser un hombre que ha nacido entre los otros y no servir de carne gratis a los buitres ni a los cuervos, solo mi sangre me reclama, y mis jirones de piel que cae desde los bordes de mi cuerpo.
Obstinación que antes que yo ha existido, para llevar a ti la luz de una farola que te ayude a llegar a él que siempre espera y que nunca te rechaza, ni sabe de rencores ni desaires, ni siquiera te perdona porque nada hay que perdonar y sí mucho que perdonarse; por no saber o por no querer saberlo; por el miedo a ver que no eres lo que vendes y comprender que solo eres uno más, que nadie es más que nadie.
Inútil insistir en hacer creer que eres más listo o más bello o más rápido o más capaz o más rico o más fuerte o más inteligente o más tonto.
No fuimos creados para eso, no lo fuimos; entiendo que solo hemos sido creados para ser felices para siempre.   

2 Febrero 2016              JP.

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