El teatro


El teatro

El teatro. Nacimos sin especular ni prejuicios, sin meditar si eras bueno o no, si tenías derecho o no a existir. Luego poco a poco crecimos y desarrollamos herramientas que nos permitieran hacer tareas simples y luego más complejas; también al ver los demás y sus acciones, nos dieron armas…

No, no son las armas que tienen un cañón y disparan balas, son las armas del teatro independiente y sirviente a la vez; aquél teatro donde utilizas tus armas a diario dependiendo de tu conveniencia.
Aprendimos todos los trucos, todas las artimañas para obtener lo que nos interesa; al ver que todo vale y que la sociedad utiliza la justicia como una herramienta más para usar a su conveniencia, así como muchas religiones también lo hacen; entonces ya no hay un parámetro donde apostarnos, no hay pilares que soporten las buenas acciones ya que todo da igual; todo se puede comprar o vender, todo se puede corromper o prostituir, todo es válido. Una vez llegados a este punto, ya no hay retorno, en un viaje a toda velocidad en pendiente; donde la mayoría sabe que al final hay una pared donde nos estrellaremos sin remedio, aun así seguimos dejándonos llevar hacia nuestro destino inexorable y fatal.
Porque ya no sabemos actuar sin hacer teatro, sin mentiras ni trucos, solo copiar lo que nos rodea y justificarnos pensando que todo el mundo es igual y a nadie le importa como lo logres, lo importante es lograrlo y luego ya veremos.
Comprendo que muchas personas ignoran que existe algo más que esto, que hay otras formas de vivir, que los logros son importantes, pero más importante son las formas de como los consigues. Nada justifica lo que se logra actuando o mintiendo; la verdad que existe más allá de nuestros ojos, la verdad que nuestro corazón sabe, la que vale y nos avisa sin miedos:
¡Cuidado, no es la forma correcta, esto que haces puede afectar a otras personas de forma perjudicial o nociva o tóxica; por favor rever los métodos para alcanzar lo que deseas sin perjudicar a nadie!
Los resultados de éste accionar lo vemos a simple vista, a cada paso en cada momento y en cada acción cotidiana, desde la más insignificante hasta la más grande.
Así llegamos hasta hoy; luego nos quejamos de las injusticias, de las desigualdades, de la corrupción, de la falta de moral, de la triste vida.
La vida es un regalo, una oportunidad única y maravillosa de estar y percibir el entorno, de poder sentirla plenamente, donde el alma sonríe de gusto al hacer algo por alguien, al sentirnos útiles y dispuestos a dar, a amar y compartir las cosas que curan, salvan y nos hacen más conscientes de los dones y de todo lo que hay por hacer para seguir avanzando.
Todo empieza por cada uno, da igual donde estés, da igual quién seas ni quienes sean tus vecinos; dejar de actuar y “Ser”. Valiente niño, que lo eres; deja ya tus miedos y afronta tu tarea, haz lo mejor que puedas siempre, desde acariciar a tu perro, pintar una valla u  ofrecer tu ayuda a tu vecino. ¿Qué hará si lo haces? Piensa ¿La aceptará? Tal vez él copie tu ejemplo y lo haga por alguien más, así se construye, así se crea un mundo mejor.
Estar dispuesto al sacrificio por alguien más que tu propio estómago o tu absurdo ego.
¿Tan poco te quieres? ¿Tan poco crees en ti? ¿Tan poco crees merecer el amor? ¿Si estás aquí?
Evidentemente no es así; tú fuiste el que llegó entre millones de seres, tú lograste nacer; eres el héroe, no necesitas más halagos ni medallas ni títulos de nobleza.
Qué tontería, eso ya lo eres desde siempre, deja de actuar y “Se” lo que en verdad eres.
El milagro más grande del mundo. JP.

Sábado 18 Noviembre 2017 

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