Nuestro mundo de portadas

Nuestro mundo de portadas

Sin siestas ni edredones, calambrazos restituyen los tejidos quejumbrosos de los dolores de huesos y las terapias ayudan a seguir el paso, quiero decir que muchos utilizan los avances tecnológicos para beneficiar su salud;...-pero nadie resiste el umbral de lo etéreo cuando llega y discrimina sin saber que hay alguien más; por tu cabello deslizas horas de empeño en labrar tus propias tierras y tus limpias hoces, descuartizando la ciega con tus golpes, lustras los sables de acero mientras te acercas a mirar si alguien mora en las zanjas, porque según crees no merecen estar vivos. Hice la lista de hombres de los que quieren destruirnos y limpié mis ojos con lágrimas grises de pesares propios y ajenos, pero no deslumbra un corazón herido triste y sensible; si acaso piensas en las flores eres poco más que una simple abeja, ya que no conocen los sentimientos del que pide un poco de paz y amor más allá de tu contorno.
Millones suplican por la paz, luego van y desmoronan las buenas bases de los buenos actos comunes; poniendo bombas y castigando solo a inocentes que nada tienen de culpas.
Promulgamos leyes escritas para después saltarlas según la valla que se nos ponga delante; inútiles horas quemadas para nada, nada cambia ni transforman, puesto que son leyes vacías de quienes las dictan y de la mayoría desacata por conveniencia o las manipula según el grosor de su billetera.
¿Así? Nadie cree en el cambio del brillo en las miradas, nadie repasa las letras legales para cumplirlas sin ser parciales; así pasan los tiempos y las eras y nosotros los comunes destrozamos las ropas arrastrándonos sobre el áspero asfalto, día a día al volver a casa las lágrimas y angustias de muchos se evaporan sin que nadie las enjugue; porque el odio tiene partido y los hombres con levita supervisan lo que los obreros realizan; sin mirarles nunca , ni conocer sus nombres ni importar quién los espera al regreso de sus hogares fríos y heridos.
Sin quejarse el mundo arrastra las falsas risas y la embriaguez o las drogas de los que no quieren ver, hundido en los bares y callejones oscuros, prostituyéndonos a diario porque…Es lo que hay; hacer de cuenta que todo está bien y que “Confiamos en la justicia”… Sin quitar las manos de la lata. Como si el resto fuéramos idiotas…
Duele el dolor de los que sufren lo regido por los doctos que son humanos solo porque respiran y piensas que están vivos porque no huelen a muertos; disfrazados con su Armani o Yves Saint Laurent, conduciendo sus súper coches y oliendo a fragancias exclusivas, disimulan su hedor a azufre.
No quiero ser parte de éste mundo teatral mal actuado y sin gracia, porque no tiene ninguna, no la tiene. ¿Más claro? Agua. JP.
Miércoles 6 Diciembre 2017

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