Doscientas sentadillas

No hay medallas ni galardón alguno, solo estamos aquí para experimentarnos en carne y huesos como parte de un ser mucho más grande, por ponerle un apelativo a nuestra existencia en el mundo físico. 

No significa que seamos menos importantes ahora en este plano que en los siguientes, ya que todo importa y tiene valor para el que crea todo, nosotros somos parte de él y todo es igualmente importante y necesario de vivirlo.

Lo que quiero decir es que aquí se mide y se compara todo, se compite y nos esforzamos por sentirnos mejores que otros; no lo somos, no somos ni mejores ni peores que nada ni nadie. Desde una gran montaña, el más profundo abismo del mar o una simple hoja de hierba; así como una célula de un insecto o un rey encumbrado de algún reino de la tierra. Ya que hemos venido a percibir y sentir la fuerza de la vida, no a llenarnos de bienes o medallas; no tiene mérito extraordinario alguno hacer  doscientas sentadillas si no somos buenos seres humanos con valores y ética y moralmente sanos; o poseer el capital económico mas acaudalado del planeta, sino somos capaces de apreciar una tierna mirada y emocionarnos con un simple abrazo.

La vida luego de ésta continúa, nuestro camino siempre avanzando en diferentes planos de existencia, pero no hay premios como aquí porque no es necesario, una vez atravesemos esta dimensión todo se revela y ya no hay dudas ni miedos ni preocupaciones, solo ocupaciones y cada uno como seres únicos que somos continuaremos experimentando eternamente.

Allí no existe el aburrimiento, ni la fatiga, ni las enfermedades, ni las desdichas, ni los fracasos como aquí lo juzgamos; solo disfrute y alegría de existir y de ser. Es por eso que nuestro afán aquí debe ser el ser feliz y aportar lo mejor para otros y la satisfacción de saber que estamos haciendo nuestro trabajo y nada más, nadie debe sentirse en deuda y nadie tampoco debe sentirse defraudado, porque como dijo un filósofo

“En la naturaleza nada se pierde y todo se transforma” JP.