Ella



Ella

Ella es: Naturalmente, activa e inquieta; ella “es” simplemente; su presencia me place, me reconforta, me acompaña y me anima, me sigue y me envuelve.
Ella es consciente del entorno y lo asume pero no lo justifica, idealmente cree que deberíamos vivir todos mucho mejor y más felices, sin estorbos de leyes absolutas prepotentes y estériles.

Ella no entiende porque las injusticias tan obvias y descaradas impunes y aberrantes; su sensibilidad me transmutan muchas veces y me calma, me envuelve en un cálido abrazo.
Ella no es mi refugio, sino que ambos elegimos refugiarnos de las inclemencias externas que tanto dañan a los hombres, preferimos pasear en silencio, admirar las estrellas y respondernos preguntas mutuamente; sin estar encima, sin agobios ni estrés, solo sé que ella está allí y que me acompaña mientras intento acompañarla, porque ella es más lúcida que yo, porque su sabiduría viene de no sé dónde y porque le creo, ella a veces me cree.
Ella de pequeña jugaba en el campo con mazorcas de maíz mientras se inventaba historias con sus muñecas de rubias mazorcas. Disfrutaba mojando sus pies en la tierra mientras llegaba el agua transparente por los surcos de labranza, mientras veía a su padre carpir la tierra con natural insistencia.
Ella ama muchas cosas también; entre ellas también estoy yo, pero además ama sobre todo la vida, porque sus ojos están abiertos y observa todo lo que nos rodea sin prejuicios.
Ahora sé que es ella la que sabe, mientras que yo aprendo a vivir.
Nada tiene que ver la experiencia de los años porque aunque soy mayor que ella; ella me enseña a vivir y relajarme un poco a veces. Gracias a ella.
20 Enero JP.


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