El largo camino que has hecho



                  El largo camino que has hecho


No son pétalos de rosas lo que sueltas de tus manos; ni versos dulces de frases bellas salen de tus labios; ni son pájaros heridos los que caen sin razón a uno y otro lado. Son los cuerpos derribados de muerte por efecto de las balas o los cuerpos que aún caminan pero que yacen muertos hace tiempo. De tus manos manchadas de la sangre inocentes, todos somos cómplices; aunque muchas no utilizan munición utilizas las mentiras y los engaños que en definitiva es lo mismo, solo que no rompe la carne al instante pero que el veneno que inyectas hace un trabajo que carcome desde dentro, solo es cuestión de tiempo en que caigas por fin al polvo de la tierra por su nocivo efecto...


Los pesares de la humanidad son manifiestos y los padecemos a diario, sin embargo cuando muestras con tus gritos los encierros y denuncias los crímenes impunes, o rechazas las verbenas que la gente utiliza; disfrazados de risas y de embriagos de alcoholes altos. No se quieren escuchar...
No quieren el cambio de una realidad que apesta y es tan falsa como una moneda de madera.

No es un juicio el que hago, aunque también es válido, ya que tantos vociferan improperios y tantos mienten con descaro. ¿ Porque yo no puedo enjuiciarlos?

Una vez algo extraño me ocurrió, algo que despertó mi alma del ensueño, no eran voces de aquí sino algo ajeno a lo humano; bendijo mi vida por siempre pero trajo consigo dolor al verlo; que desgarro mi infancia y crecieron mis miedos, pero ya veía desde hacía mucho como pagaban las heroicas luchas de los hombres más honestos, como se les desvirtuaba y ensuciaban sus nombres con mentiras y con trampas; alcanzando tanta popularidad que ya nadie les creía y tomaron lo más basto y lo más cómodo.
Sacrificarlos para siempre y hundirlos en vergüenza, para que nadie sepa, para que nadie escuche ni despierte de sus sueños que elevamos desde el atrio, ellos dijeron.

Y así solo y aislado me embrutesi de falsos sueños, de pasiones vanas y de largos trechos de caminos claros pero de falsos techos acompañado por tramos de poetas necios.


Aún aquí sigo observando siendo testigo del hecho, que un animal salvaje no es el que mata por comida, sino el que asesina por placer o por despecho.

Es hora más que sobrada que detengamos el acto de caminar porque toca y disfrutar de lo que realmente tienes provecho, de acariciar con tus manos, con tu mirada y tu pecho; los amores que aún respiran y que verdaderos sientes por dentro; no es morada extraña la del vecino perverso, no compliques más las cosas aceptando bien sus hechos; que son moradas de mafias o de actores malos sin pretextos; no utilices las excusas porque todo el mundo lo ha hecho.

Comienza a andar por delante y tú enséñales el trecho por donde caminan los ángeles que no los sobornan las cifras, ni las copas, ni las caderas al viento. JP.


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