El precio de la vida
El precio de la vida
Apile las hojas contra la pared y veo
que es un montón importante de papeles, en ellas he invertido
varios años de experiencias,
sensaciones, percepciones y vibraciones. Escribiendo y describiendo
lo que siento lo que palpo y lo que vivo.
Es un trabajo, pero más que un trabajo
es un compromiso real del cuál no me permito exagerar ni minimizar,
ni inventarme los eventos que vivimos a diario los humanos según veo
y percibo desde la ventana de mi alma.
Es cosa seria y muy importante para mi
el dejar en las líneas escritas, vivencias y sensaciones que me
rodean; así sumergiéndome en ellas, conecto con lo invisible a los
ojos y entro en un espacio a temporal donde no existe tiempo ni
espacio porque no tienen valor; solo tiene valor lo que mi alma
destaca o reclama, así como mis deseos infinitos de poder ser
testigo de los cambios de los vientos de la resurrección inmaterial,
almica y trascendente de los valores que nos conforman como seres
racionales, pero que también poseemos la sensibilidad
extraordinaria donde somos capaces de captar lo eterno y el verdadero
valor de la existencia.
Aunque tristemente son pocos, muy pocos
aún para mi urgencia.
Cada día miro el entorno al amanecer
y caminando en silencio de palabras mientras mi alma se nutre de
sensaciones que me envuelven y me hablan al oído; nadie sabe lo que
siento, nadie supone ¿Porqué lo hago?
¿Porqué trabajo gratis e invierto
tanto tiempo en plasmar en escritos mis preocupaciones o
encrucijadas?
No recuerdo conscientemente porque
elegí lo que elegí aunque no dudo de su procedencia con la certeza
de las vivencias que experimento; siendo que la gran mayoría solo se
preocupa de su propio cuerpo, sus proyectos y sueños; mientras
alrededor caen las rocas de una sociedad cegada, mientras creen que
solo existe e importa lo que ven en un ángulo obtuso que solo
permite ver hacia adelante y poco más.
No miramos, no alzamos la vista más
que cuando las primeras gotas de lluvia comienzan a mojarnos, ni
miramos al de al lado porque creemos que ya tenemos bastante con
sobrellevar nuestra propia existencia como para perder el tiempo;
porque el tiempo es muy valioso, por eso tengo un coche que llega a
los 400 kilómetros hora.
Perdiendo la sensibilidad de la piel
primero y luego de huesos, como si vivir esta vida es solo para
resistir hasta que llegue la hora.
Donde la felicidad es un
efímero mito, donde el amor se esconde o se disfraza envuelto
en una manta porque tiene mucho frío y debilitado por el hambre su
visión se distorsiona cuando corren la lágrimas de la desazón por
su rostro.
No creen que valga lo que en verdad
vale; sin embargo somos capaces de esclavizarnos en trabajos o
acciones para conseguir “Cosas” Que no tienen valor real, solo
son cosas tan efímeras como pompas de jabón que desaparecen en poco
tiempo.
Así nos perdemos en sacrificios, en dolores innecesarios, en
pasiones violentas, en cirugías de correcciones de lo que
naturalmente es; las etapas de la vida se saltan como vallas en una
carrera de obstáculos; porque hay que ser más rápidos, más
bellos, más astutos, más pillos, más, más, más...
Sigo escribiendo, sigo pidiendo, sigo
soñando con verte llegar a nuestra casa, donde siempre te espera lo
más simple, lo más dulce, lo que nos convierte en bellos y
perfectos, donde no tendrás frío ni hambre ni sed, donde podrás
descansar tus pies y tus zapatos gastados puedes dejarlos fuera
porque el suelo es mullido y la mesa siempre ha estado servida para
ti y para mi.
¿A que esperas?... Pasa y bebe una
taza de café caliente o si lo prefieres bebe ésta agua pura. JP.
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