Resultado del bien común
Resultado del bien común
Foto: JP. |
Las almas que atraviesan esta vida son aquellas que aunque no lo recuerden, son enviadas a interactuar con el entorno y potenciar los extremos de los hombres.
Cada uno reside en su propio cuerpo y, sin embargo, existe una red invisible interconectada con todo y con todos para sopesar actitudes, costumbres, culturas y vicios humanos, supuestos enclaves para desmantelar, desentrañar mentiras y odios creados a partir de nuestros egos.
Solo nos sostiene una cosa y es esa red que nos cubre y nos enlaza, a participar cada uno a su ritmo y su percepción de la realidad individual por cada uno creada a partir de su educación y aprendizajes recibidos, sean cuáles sean, esto permite diferenciar las variadas corrientes de pensamientos, ideas y criterios de la ética y la moral.
Nadie sabe actuar correctamente siempre, ya sea por pensamientos o deseos internos, siempre cometemos errores que de una forma u otra nos afectan a todos en el planeta.
Las instituciones enraizadas como las religiones, las fuerzas, el orden, la justicia y los derechos humanos son siempre manipulados según convenga a cada territorio.
Aunque existe una vaga idea de lo que significa el bien y el mal, esto no se cumple con el fin de un equilibrio social e igualitario, ya que somos esclavos de nuestros egos engordados y agrandados gracias al interactuar con el resto; nacen cuestiones de luchas desiguales por defender la igualdad.
Es imposible en estos tiempos hallar la fórmula que nos anime a crear una comunión "Común unión" Entre las personas, nadie o muy pocos son capaces de dar un paso atrás y renunciar a aquello que desean dando prioridad al equilibrio y la paz entre los hombres.
Todos buscamos nuestros propios tesoros, nuestro santo grial o la salvación eterna, pero lamentablemente no siempre utilizamos la justicia que nos sirva equitativamente, sino que forzamos la vara de medir para que nuestra causa salga adelante sin importar a quién perjudica ni cuantos caigan a nuestros pies con tal de conseguirlo.
Es mi intención a través de estas líneas el de hacernos reflexionar y detenernos a pensar en cuanto tiempo nos ha tomado, el llegar hasta hoy, cuantos inocentes murieron o sufrieron para que tú y yo para que en el presente estemos vivos.
No hace falta detallar todas las guerras, ni las pestes, ni el dolor que hemos causado conscientemente a nuestros hermanos, que aunque ya no pisen este bendito suelo, fueron seres como tú y yo; con sus sueños e ilusiones de vivir en paz y dignamente.
Pero han sido borrados de la memoria como si nunca hubieran existido o peor aún, como si nosotros en la actualidad fuéramos la primera humanidad de existencia y solo nosotros tenemos derecho a existir y acopiarnos y apropiarnos de todos nuestros deseos satisfechos e insatisfechos.
La única solución y el único camino posible para encontrar la armonía y la paz es a través del amor propio y no me refiero al orgullo, sino nuestra dignidad innata, nuestra revelación en como debemos ser y no "Actuar" Sino ser verdaderos sin prejuicios y sin egoísmo.
La única manera de lograrlo es tomando consciencia de que visto el camino recorrido y viendo lo que es nuestro presente, comprender que solo a través del verdadero amor, que sí existe, y es esa red que mencionaba al principio; si tuviéramos la posibilidad de encontrarnos de frente a Dios todo conflicto se desvanecería instantáneamente y solo quedaría el perdón y la entrega total al aportar nuestra parte de la esencia divina que cada uno posee, cada uno se dedicaría a trabajar en pos de una sola meta y de forma conjunta y mágica aunque palpable y veraz, conseguiríamos lo imposible, toda utopía dejaría de serlo transformando y transformándonos en seres de luz visible.
En nuestras miradas, en nuestras acciones, en nuestro amor puesto en cada pequeña cosa y así toda oscuridad desaparecería instantáneamente.
La responsabilidad está en nuestras manos, Dios nos ayuda si realmente le creemos, si nos entregamos en sus brazos como cuando éramos bebés, de esa forma y únicamente así lo conseguimos.
La responsabilidad está en nuestras manos, Dios nos ayuda si realmente le creemos, si nos entregamos en sus brazos como cuando éramos bebés, de esa forma y únicamente así lo conseguimos.
No hablo de religiones, ni sectas, ni ritos extraños, solo hablo de la herramienta que todos tenemos. La fe, puedes creerme o no, pero es la forma correcta de apreciar el cambio mágico que podremos ser testigo y partícipes de la fiesta de la vida. JP.
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