Somos más que carne y huesos

 Somos más que carne y huesos


foto: Cottonbro studios


Las palmas ovacionan a los ineptos, los cantos sobornan a los acordes y pocos entienden o disfrutan de oírlos.


Los trabajos recomendados no bastan a la plebe para concretar sueños bellos y los pedazos rotos por la desilusión aplastan las voluntades de hacer cosas con amor, sino más bien por necesidad, que muy pocos consiguen realizar para estar satisfechos.


Los comunes transfieren sus ganancias a los bancos y los bancos transfieren sus ahorros a la ruleta de las bolsas de los mercados mientras ellos juegan a la ruleta rusa, los peatones sueñan con ver caer pétalos de rosas cada nuevo calendario; pero eso nunca ocurre.


Las bestias que residen en los palacios se han apoderado de lo bello y lo conveniente, así que es lógico no esperar nada a cambio, ya que ellos solo piensan en ganar más fortunas sobre las que tienen y que no les bastarían cien vidas para consumirla.


Todo parece estar de cabeza, cinco o seis niños y niñas se deshacen en morisquetas detrás de las pantallas para llamar la atención y de esa forma los gorilas grandes les tiren cacahuetes a sus madrigueras sin pegar un palo al agua, solo sonríen queriendo convencer y convencerse de ser imaginativos y geniales.


Mientras en los campos resecos esperan manos enraizadas que los produzcan, pero la mayoría reciben manos foráneas, qué esclavizadas se afanan en recoger su fruto para las arcas de otras bestias aburguesadas.


Lástima verte caer bajo el yugo que aplasta y apenas da para sostener un rato, para volver a caer apenas unos pasos más adelante.


No somos iguales para algunos, solo somos carne y huesos.


Nunca hubo en ellos la intención del bienestar general; pues sus cobardes consciencias solo les susurran alertas de defensa y de miedos.


Solo cuando el hombre vea a su igual como igual, puede comenzar el cambio de una igualdad verdadera y una mesa servida por todos y para todos por igual. Todo es empezar. Ya no vale ir a llorar a las iglesias, Dios no vive allí, sino dentro de ti y de mí. JP.

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