Todos sin excepción
Todos sin excepción
La mirada que el hombre ve no es más que un pequeño foco alumbrando una ínfima parte de todo lo que se puede ver. Lo que oyen los oídos del hombre es solo un pequeño grupo de sonidos que hay en su entorno.
Lo que toca el hombre con sus manos, no es todo lo que existe y que él puede palpar. Lo que siente el hombre sobre su piel es solo un pequeño tacto en un sinfín de cosas tangibles.
Las palabras y sonidos que el hombre es capaz de pronunciar, no son todos los términos ni símbolos, ni idiomas y menos aún los dialectos que sobre el mundo se hablan; menos aún de todas las palabras que más allá del mundo existen.
Los pensamientos que el hombre tiene, son solo un pequeño destello de luz de una fracción de energía del total que existe. Las creencias, culturas y descubrimientos que hasta hoy se han hecho, son solo un pequeño giro del engranaje total de la rueda del destino que existe.
Aunando todos los pensamientos, los buenos sentimientos, sueños y descubrimientos de la humanidad hasta la actualidad; son solo un ínfimo destello de luz en un universo a la vista oscuro y desconocido para el hombre.
Ahora imaginemos cuanto amor somos capaces de dar, juntando todo el amor que el hombre es capaz de vivenciar. El resultado es que solo hemos conseguido un diminuto balance del bien sobre el mal de todo el bien que existe.
El amor puro y verdadero que solo el creador es capaz de otorgar, es tan grande e inimaginable que apenas hemos conseguido experimentar una chispa de luz en un infinito y eterno mar de luz de amor.
La verdad es que si el creador decide cerrar el grifo, moriremos todos de sed; si decide apagar la luz, moriremos a oscuras. Si decide acercar o alejar solo un poco la tierra del sol, todos moriremos quemados o congelados.
En verdad ¿Importa acaso de qué color es Dios? ¿Cambia en algo la realidad del todo creas o no en él? ¿Creen acaso que con gritar más alto o ser más fuerte, leído o instruido que los demás tengas más razón y, por tanto, ser poseedor de más verdad?
La verdad es que si el creador decide cerrar el grifo, moriremos todos de sed; si decide apagar la luz, moriremos a oscuras. Si decide acercar o alejar solo un poco la tierra del sol, todos moriremos quemados o congelados.
Creo que ya es tiempo de dejar de mirar a través del tubo de la ignorancia, egoísmo y envidia; despertando a una alianza humana de respeto y bondad, donde todos ganaríamos la paz tan ansiada exigida y reclamada, a través del opuesto de la guerra o impuestos.
Ya que cada ser humano ve, siente o imagina una ínfima parte del todo.
Cuando en realidad el todo es de todos.
La única herramienta que disponemos y capaz de acabar con todo el dolor de la humanidad es el Amor verdadero. JP.
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