Jugando a las escondidas
Jugando a las escondidas
Siento mis manos secas como llenas de polvo, vacías de paz porque no encuentro los lápices de colores, es que quisiera colorear el mundo entero; de no ser por los amaneceres y ocasos que transforma el sol en el cielo esto sería una villa gris. Mis papeles se vuelan con el viento y no tengo reparo donde resguardarme. ¿No se si me entiendes?…
De pequeño jugaba a las escondidas y al estar ahí solo en mi escondrijo por un momento me sentía a salvo del miedo, de la vergüenza, de la violencia y del dolor.
Nadie podía hacerme daño en esos momentos y me sentía a gusto al menos por un rato; luego me descubrían y sentía que me daba un dolor de estómago, como si alguien me lo apretara de golpe con su mano directamente en la tripa.
Volver a la realidad, cada vez, cada día, cada instante que respiro; mis amigos ya se fueron para siempre y mis años han volado sobre el tejado; los recuerdos que una vez me ilusionaron se fueron trasformando en vagos y apenas consigo verlos de vez en cuando.
No son parques de juegos los lugares donde piso, recorro cada día en las calles del silencio mientras observo que lo único puro y verdadero son los sonidos del mar y del viento; los colores de la aurora o del ocaso sobre los pueblos; los humanos continuamos discutiendo, mientras los niños a su lado siguen siendo mudos testigos de lo insano, de lo absurdo y lo grotesco.
Que si ésto es mio o es vuestro, que si mi frontera no admite los inquietos, antes de pasar debes pagar más impuestos. Para mí solo somos un pueblo donde moran los millones que cuentan con documentos aunque sé que hay muchos más de los que figuran en los censos.
Nadie se fía de nadie y todos sonreímos en cables y nos miramos son recelo. ¿Para que sobornar mi alma si no tiene ningún cero? Los acosadores te engañan incitándote al completo que tu lleves sus objetos para mantenernos quietos.
Mientras miras los detalles que vienen escritos sin ser ciertos, porque mienten los más cobardes y los que sienten respeto por aquellos desalmados que no sienten amor por nadie ni siquiera de su propio cuerpo. Alzar la voz de los parias no retribuye dinero, solo el capaz de arruinarte sin el mínimo sentimiento de amor, compasión o actos loables es el que siempre describe como debemos actuar y soportar los desastres que cometen los sabios en las cortes y los soberbios con licores caros, a nuestra salud brindando en sus torres de cristal antibalas y mil cámaras filmando.
Este mundo ha acabado luego de tantos intentos en los más ruin que se hable sobre animales funestos, es el hombre el que más sabe como desquiciar a los honestos.
No reconoce detalles, ni son ciertos los que saben porque no sabemos nada, ni ellos ni tu ni mi almohada. Solo lo sabe el que abre de sol a sol tu mirada al despertar cada nuevo día, regalándote las flores, las maravillas doradas ,donde perduran las cumbres de blanco puro inmaculada como la sonrisa de un niño, como los árboles que entre ellos se hablan con una voz apagada, como la luz eterna que existe, como mi mano sobre mi pecho cerrada; mientras escucho las voces mintiendo como si no hubiese un mañana, sigo escondido en las sombras esperando tu regreso mi humanidad soñada. JP.
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